viernes, 25 de noviembre de 2011

El modelo argentino y la crisis internacional



Eduardo Sigal y Luis D’Elía se encuentran en la ciudad francesa de Montpelier por invitación del Presidente del Nuevo Foro Político, Mikhail Gorvachov, para exponer sobre el modelo argentino en el marco de la conferencia internacional titulada “Hacedores de Políticas Responsables en un Mundo Cambiante.”
En su exposición, Sigal se refirió a la crisis que atraviesan diversos países del mundo, incluyendo los europeos, y advirtió: ”o se sale en un sentido progresivo hacia un mundo más equilibrado con mejor distribución de la riqueza, más democrático en materia económica, o vamos a situaciones de más especulación, de más confrontación, de más desestabilización, de más riesgo institucional democrático”.
Luego hizo un detalle de algunas las mejoras de los indicadores económicos y sociales que se produjeron en la Argentina durante los últimos ocho años junto con otros avances sociales, por ejemplo en materia de legislación sobre medios de comunicación y afirmó: “todo es parte de un concepto, de un modelo, de un esquema donde democratizar la economía, democratizar el Estado, democratizar la información, democratizar el conocimiento, es lo que nos puede permitir visualizar el presente y el futuro con cierto optimismo”.

La siguiente es la desgrabación de la ponencia de Eduardo Sigal en el Nuevo Foro Político (Montpelier, 24 y 25 de noviembre de 2011)

Para mi es muy importante estar en un foro que ha promovido y preside Mikhail Gorvachov. Cuando él empieza con la Perestroika y la glasnost, yo era el Secretario General del a Juventud Comunista en Argentina, y el impacto que recibimos los jóvenes de aquella época, creo que es el mismo impacto que han recibido los jóvenes de todo el mundo, y la transformaciones que se han producido en el mundo en estos 25 años, han sido realmente sustantivas.
Con relación a los temas de este foro, yo quisiera plantear algunas cuestiones desde la óptica de América y desde la óptica de Argentina, sin pretender verdad sobre estas cuestiones, si no planteando algunos enfoques de nuestra propia experiencia. Nosotros somos una región que hace diez años vivimos una crisis muy profunda. Quizás la expresión más grave de esa crisis se manifestó en la República Argentina, donde vivimos en el 2001 al borde de la desintegración nacional, la gente salía a las calles gritando “que se vayan todos”.
Me acompaña a mí Luis DElía, que era uno de los dirigentes principales de esa resistencia del pueblo argentino al modelo neoliberal. Y los cambios que se fueron produciendo y nos permiten llegar a la Argentina que por ocho años consecutivos, como la mayor parte de América del Sur, está creciendo a un ritmo del 9 por ciento de su PBI, tienen en mi opinión mucho que ver con lo que uno se plantea cuando se plantea salir de una crisis. Las crisis, todos sabemos que son oportunidades de cambio que es pueden aprovechar o desaprovechar. Yo comparto que no vivimos en un mundo de las viejas ideologías y de la confrontación de los sistemas. Peor lo real es que aquí se ha producido, en el mundo, una enorme concentración de la riqueza y logramos avanzar en un proceso de democratización también en el tema de las riquezas, o en mi opinión el mundo va a ir transitando de crisis en crisis hasta la tan temida posibilidad demencial de una guerra que ya no será como ninguna de las terribles que hemos vividos sino que nos pondrá en situaciones terminales a la propia humanidad.
Por lo tanto, tenemos responsabilidades muy importantes como para pensar que las salidas pueden ser de carácter regresivo o progresivo. Me refiero a los países de Oriente Medio, a los países árabes, a los países de origen islámico y también al resto de los países, porque esta crisis, porque como ha transitado esta jornada, es una crisis que ha tocado como quizás nunca en la historia a las economías capitalistas principales en el mundo. Entonces el problema es de enfoque: nosotros vamos a tener este tema de la solidaridad de los países desarrollados con los que se tienen que desarrollar, o como un mecanismo que nos permita trabajar juntos con aquellos que se rebelan frente a un status quo determinado. Cómo colaboramos para que encuentren su propio camino de desarrollo, de inclusión, me parece que es la búsqueda más profunda que hay en todos nuestros países.
Esto implica, desde ya, desatender el camino de ayudar a la especulación. Y yo les digo francamente: visto desde América, el camino que se está transitando por ejemplo en Europa es un camino que no apunta a solucionar las problemáticas de los países. Apunta a solucionar la problemáticas de algunos grupos concentrados, y sobre todo del capital especulativo financiero de algunos de estos países. Entonces es muy difícil pensar que por esos caminos vamos a tener una solución. Yo no quiero traer una discusión de carácter ideologizado, pero es una discusión de tipo política: o se sale en un sentido progresivo hacia un mundo más equilibrado con mejor distribución de la riqueza, más democrático en materia económica, o vamos a situaciones de más especulación, de más confrontación, de más desestabilización, de más riesgo institucional democrático, en nuestros países.
Por eso, para nosotros lo que sí es un elemento que hemos pensado mucho es que es difícil que haya soluciones en términos de un solo país. Y esto lo miramos en Europa. También nos podemos hundir con nuestros países, peor hoy es difícil pensar en una economía y en un mundo globalizado como el que vivimos en soluciones fronteras hacia adentro. Lo lógico es pensar en desarrollo de carácter regional, en políticas de carácter regional, en complementariedades que nos permitan encontrar respuestas. Por eso, por lo menos en nuestra región, el trabajo con el Mercosur y con la construcción de la Unión de Naciones Sudamericanas va aparejado a encontrar respuestas a cada uno de los problemas nacionales que vamos teniendo.
Yo no vengo a traer ninguna receta, insisto, pero quiero comentar algunas cuestiones. Para nosotros, la democratización de la economía ha sido un problema fundamental, en la Argentina y en toda la región. Para nosotros, producir un mecanismo de redistribución de la riqueza es fundamental para terminar con cifras terribles como las que vivíamos: desocupación del 25,7% en el año 2001, reducida al 7,2% en el año 2011. Un 56% de pobres en la Argentina, cifra llevada al 15% en la actualidad. Unos 4 millones y medio de puestos de trabajo nuevos se han creado en la Argentina. Pero no obstante, todo esto es imposible si no existe un Estado presente. Y un Estado presente es básicamente uno que intermedie entre los que han concentrado el poder y los que no tienen. Este es el Estado presente. No es el Estado empresario. Es el Estado mediado entre los que tienen y los que no tienen. Este es un tema fundamental. Por eso, por ejemplo, en Argentina hemos modificado el sistema impositivo, para tener más apropiación por parte del Estado de las riquezas que nos permitan producir esa redistribución, pero a su vez hemos creado nuevos instrumentos, como por ejemplo la Asignación Universal por Hijo, que implica que cualquier chico que nace en Argentina, por el solo hecho de nacer, estudiar en la Argentina y cuidar su salud recibe aproximadamente unos 55 dólares mensuales su familia, que tiene que estar destinado a estas cuestiones. Esto nos ha permitido incrementar en forma exponencial la presencia de los chicos en la escuela. Y esto hace a otra de las particularidades de este proceso político, que es la democratización del conocimiento. Hay que democratizar la economía, hay que democratizar el Estado y hay que democratizar el conocimiento, porque también es el desafío del siglo XXI.
En estos años hemos construido 1.400 nuevas escuelas en la Argentina, cinco nuevas universidades. Hemos lanzado canales de comunicación de temas científicos, populares, canales de televisión para que la gente tenga acceso al conocimiento. Y eso vino acompañado de otra medida de democratización de la información, que es otro de los componentes muy importantes para la consolidación de los procesos democráticos. Y si hay un lugar donde se ha producido concentración de carácter monopólica es por ejemplo en los medios de comunicación masiva, que son un instrumento poderosísimo en el mundo que vivimos. Entonces, una ley que hemos sacado de medios audiovisuales, que apunta a que nadie puede concentrar más del 33 por ciento de eso medios, ni el Estado, ni los privados ni las organizaciones intermedias sociales, es en nuestra opinión parte de un concepto, de un modelo, de un esquema donde, insisto, democratizar la economía, democratizar el Estado, democratizar la información, democratizar el conocimiento, es lo que nos puede permitir visualizar el presente y el futuro con cierto optimismo.
Algunos me podrán decir esto lo pueden decir desde Argentina y desde América Latina porque, como acá mismo, en la anterior intervención se decía: porque hoy el mundo es demandante de lo que nosotros producimos en gran medida, que es alimento. Sin embargo, nuestra inquietud y nuestra transformación también va apuntado a incorporar valor agregado al proceso productivo, el proceso de industrialización bien acompañando esta posibilidad de crear millones y millones de puestos de trabajo. Disculpen la lateralidad de que queríamos meternos en este tema, pero nos parecía importante también desde una visión optimista y también desde un concepto político desde donde tenemos que tratar de visualizar las crisis y las posibilidades de sus salidas o de su complicación.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Malvinas y el NO al ALCA, dos manifestaciones de una misma lucha




“Malvinas y el NO al ALCA son dos manifestaciones de la lucha por la soberanía y la independencia nuestros pueblos”, dijo Eduardo Sigal durante un acto en el que conmemoraron el Sexto Aniversario de la Cumbre de las Américas que se realizó en Mar del Plata en el 2005.