sábado, 25 de mayo de 2013

Kirchnerismo, diez años de camino

Por Eduardo Sigal* Estamos cumpliendo 10 años de gobierno kirchnerista. Cuando empezamos a encontrarnos, a fines de 2000 y principios 2001, éramos un pequeño grupo de entusiastas. ¿Quién iba a imaginar que en 2003 íbamos a ser gobierno? Acompañamos a Néstor en esa férrea voluntad de trabajo y compromiso militante que significaba recorrer pueblo por pueblo Buenos Aires y muchas provincias argentinas para sembrar una esperanza: no resignarnos a ser un país con más de la mitad de la población por debajo de la línea de pobreza; con uno de cada tres compatriotas sin trabajo o subocupado; con las escuelas funcionando a manera de comedores más que como ámbitos de enseñanza, y eso más allá de la voluntad de los docentes. En los hospitales públicos, muchos enfermos y trabajadores de la salud pésimamente pagos y sin insumos ni aparatología que funcionara. Podríamos escribir un libro sobre el diagnostico de aquella época y otro sobre los responsables de habernos llevado a lo mas crudo del neoliberalismo desintegrador. No es el sentido de esta nota, pero es bueno hacer un llamado de atención para que no perdamos la memoria, sobre todo cuando estamos en un año electoral. ¿Cuánto podríamos decir de todo lo que se ha hecho para recuperar la dignidad nacional? Los resultados están a la vista, no sin dificultades: el trabajo como principal política de inclusión social; la educación como prioridad para igualar hacia arriba; Asignación Universal para aquellos hogares donde aún nos falta llegar; obras de infraestructura a lo largo y ancho del país, en especial en los lugares que estaban más postergados. Recuperamos el Estado, avanzamos en democratizar la política y sus partidos. Queremos avanzar en democratizar la Justicia y hacia allí nos dirigimos. En estos 10 años ganados, podemos seguir avanzando y superando nuestros propios errores. Nadie dice que todo esté bien ni que estemos al final de la ruta. Pero a la sociedad Argentina le costó visualizar a Néstor, le costo creerle. Pensó que era un político más, con doble discurso como la mayoría hasta ese momento. Hasta quienes lo acompañamos antes del 2003, a veces en soledad, nos preguntábamos: ¿Será capaz de hacer esta Argentina con justicia social? ¿Será capaz de hacerlo sin represión, como decía? ¿El duhaldismo lo dejará avanzar? ¿El pejotismo no será una traba? Menos de un 23 % del electorado lo acompañó. Fue otra gran lección: el respaldo popular para las transformaciones se conquista yendo de frente y materializando los cambios para construir una sociedad más igualitaria. Está claro que en ese camino aparecen los escollos, puestos por quienes se creen dueños históricos del poder, y más aún de aquellos que se habían acostumbrado a que no importaba quién ganase las elecciones: ellos seguirían siendo los que elaboraban y establecían las políticas. Como con Néstor en su momento, hoy con Cristina, podemos decir que quien está al frente de este proceso político está dispuesto a dar pelea y tienen las botas puestas para seguir recorriendo este camino. El pueblo tiene que ayudar y empujar. Defender aquello que hace avanzar los cambios, y marginar indefectiblemente a los que los entorpecen. *Presidente de la Fundación Acción para la Comunidad. Fue Subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur de la Cancillería Argentina con Néstor Kirchner y Cristina Fernández

No hay comentarios: