martes, 25 de marzo de 2014

Los caminos hacia una nueva concertación regional

Por Eduardo Sigal* Hasta la aparición de los gobiernos nacionales, populares, democráticos y progresistas en la región, teníamos una integración subalterna a los intereses de los EEUU. Esa situación se fue revirtiendo primero con Hugo Chávez, después con Lula da Silva; Néstor Kirchner, Rafael Correa, Evo Morales, como así también el Frente Amplio en Uruguay y la Concertación en Chile. Al surgimiento de estos gobiernos y su voluntad y claridad política se sumó la crisis de EEUU en 2008 y su compleja transición hasta nuestros días, que lo ha llevado como primera potencia a una situación declinante junto con el surgimiento de China como nuevo y gran actor mundial. La expresión más acabada de la política de EEUU para la Región fue el intento durante los años 90 y la primera parte del siglo XXI de instalar el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), fuertemente resistida y derrotada por los pueblos y gobiernos democráticos y populares en la Cumbre de Mar del Plata de 2005. Fue una muestra de coordinación, valentía y soberanía principalmente política de un grupo de países de la región. Debemos entender que en este mundo global en que vivimos, las agendas son cada vez más regionales que nacionales y ese es un concepto que debe ser traducido a las iniciativas políticas de cada uno de nuestros países para pensarlas es sentido regional, por supuesto defendiendo los intereses de cada uno de los pueblos de los países que la integran. El ALCA apuntó a darnos un sentido Americano de pertenencia y alineamiento con la principal potencia mundial, los EEUU. ¿Cuál era el principal problema? Que contemplaba básicamente los intereses de esa potencia y alineaba a nuestros países detrás de ese interés; no nos daba perspectiva de desarrollo sino de sumisión. Algunos dicen que la reciente creación de la Alianza del Pacifico es una rémora de aquella política del ALCA; es probable que algo de ello sea así, más si tenemos en cuenta que tanto México, como Colombia y Chile, trabajaron muy activamente para esa política en los 90 y primeros años de este siglo. Lo que nos debemos preguntar es si será bueno cristalizar esa situación y empujar una división entre países latinoamericanos integrantes de CELAC y UNASUR o deberemos encontrar formas de convivencia que rescate estas extraordinarias construcciones de la política internacional de este siglo, que debemos seguir consolidando. Impedir la fragmentación de América del Sur y Latinoamérica debería ser un planteo estratégico hacia nuestro protagonismo creciente; por otra parte, nadie puede desconocer el creciente rol de China y los países Asiáticos en esta época, y cualquier política presente o futura deberá tenerlo especialmente en cuenta. El Mercosur tiene Acuerdos de Complementación Económica muy desarrollados con Chile, Perú y Colombia. Tengamos en cuenta que para 2018 prácticamente tendremos con ellos libre Comercio; algo similar aunque más restrictivo tenemos con México, con la excepción de Uruguay; y esto ha avanzado mucho. Con esto quiero afirmar que también con la Alianza del Pacifico tenemos fuertes intereses complementarios en desarrollo, más allá de las diferencia política sobre el rol que están jugando no sólo para lo que consideran sus legítimos intereses, sino para los de EEUU. ¿Cuáles fueron y en mi opinión deberían seguir siendo los ejes de nuestra política exterior? 1-Fortalecer el Mercosur sacándolo sólo de la impronta mercantilista, o al decir de Pepe Mujica “salir del Mercosur Fenicio”. Pensar una integración para la complementariedad y desarrollo productivo, con pueblos fuertemente comprometidos en ese proceso político. 2-Impulsar la integración de América del Sur, disputándole a la potencia hegemónica el liderazgo regional. Se avanzó fuertemente constituyendo UNASUR y haciendo que sea complementaria de los otros procesos que en la región venían de antes. 3-Trabajar para sentar las bases de un proceso único de América Latina y el Caribe que dio lugar al nacimiento de CELAC, sentado en la mesa de negociaciones a todo el continente salvo EEUU y Canadá e incluyendo a Cuba, rompiendo su aislamiento y mostrando una voluntad de autonomía como nunca antes e incluyendo a todo el resto, México incluido, que a su vez forma parte del Tratado del Norte con EEUU y Canadá. 4-Por primera vez tuvimos políticas conjuntas hacia África y el Mundo Árabe realizando encuentros birregionales. Es importante resaltar que esto fue política conjunta desde UNASUR, más allá de los intereses particulares de cada uno de los países 5-Esto fue de una enorme contribución para ir construyendo un mundo multilateral, después de la caída del sistema soviético y su bilateralismo y el siguiente unilateralismo de EEUU de la década de los 90 del Siglo pasado. 6-Ese proceso ayudó a avanzar en los acuerdos Sur-Sur, al surgimiento de los BRICS y a que podamos pensar como relacionarnos en forma novedosa con la gran potencia emergente: China En la reciente Cumbre de CELAC, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner planteó y en cierta medida nos desafió a transformar la política de integración regional en una política de Estado. Estoy totalmente de acuerdo con este concepto, debemos recoger el guante y ver concretamente en qué consiste y como instrumentarla. Una política de Estado en materia de integración regional requiere en principio ámbitos de discusión y diálogo, y articulación dinámica entre el poder ejecutivo y el legislativo. Está claro que la Cancillería debe ejercer centralidad en esta política, ya que en la actual estructura tanto de Mecosur como en otros ámbitos de integración la base es el acuerdo entre los Estados. Son los gobiernos quienes ejercen esa potestad a través de sus Cancillerías, salvo como también lo insinuó la Presidenta en La Habana, se establezca una estructura especifica del Poder Ejecutivo para esos objetivos. ¿Con quién dialogar para establecer esa política de Estado en materia de Integración Regional? Claramente con las fuerzas políticas y sociales de la sociedad civil. Con los Partidos políticos, ¿qué mejor ámbito que el Parlamento Nacional? Allí se expresan las representaciones populares a través de los representantes de los Partidos. Y con la sociedad civil debemos desarrollar los ámbitos que ya se establecieron en la Cancillería desde el año 2003 Estas experiencias e ideas en mi opinión se constituyen en pilares para una América que quiera ser protagonista en el nuevo orden mundial multilateral. No desconozco que hoy el proceso de integración pasa por dificultades, particularmente en la subregión del Cono Sur. El desafío será ver si somos capaces de gestar una nueva concertación para avanzar en el proceso de integración. Estoy convencido de que cada vez hay menos posibilidades de ser protagonistas en este mundo global sólo desde la identidad nacional. Seremos protagonistas o espectadores de acuerdo a la capacidad de integración regional que desarrollemos. * Ex subsecretario de Integración Económica de Cancillería.

domingo, 23 de marzo de 2014

Más democracia para mayor seguridad, sin consignas demagógicas

El Acuerdo por una Seguridad Democrática (ASD), integrado por referentes políticos y sociales de diversos partidos y organizaciones, presentó hoy en el Salón Azul del Congreso Nacional un documento titulado “Para más seguridad, más democracia” que denuncia el carácter demagógico que se quiere imponer a la discusión pública en torno del anteproyecto de reforma del Código Penal y reivindica la necesidad de dar un debate abierto, plural y con rigor técnico en el parlamento que permita arribar a soluciones efectivas en materia de seguridad. El acto se inició con la lectura del documento de más de 600 firmas en la voz del presidente de la Comisión Provincial de la Memoria, Hugo Cañón, que señala, entre otras cosas, que “en los últimos días se ha fortalecido un discurso oportunista de demagogia punitiva que intenta consolidar un endurecimiento represivo fuera de toda racionalidad democrática y especula con la desinformación de la opinión pública”. El texto del ASD subraya que “las reacciones ante el tratamiento de un anteproyecto de ley para modificar el Código Penal sirven de base para el despliegue de argumentos autoritarios, tanto en su perspectiva penal, como en su desprecio por las instancias de debate institucionales”. En unas breves palabras de cierre, el presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Horacio Verbitsky, sostuvo que "estamos seguros que el objetivo de pacificar la sociedad argentina no se consigue incrementando los niveles de violencia y no se consigue torpedeando los acuerdos transversales entre distintas fuerzas políticas que, paradójicamente, son el reclamo constante de los mismos que, cuando se producen, los denuncian y sabotean.” En la mesa de presentación, además de Cañón y Verbitsky, se ubicaron los diputados nacionales por el FPV Horacio Pietragalla y Leonardo Grosso, el diputado por la UCR, Manuel Garrido, el legislador de la Ciudad por FPV, Jorge Taiana, la titular de Justicia Legítima, María Laura Garrigós de Rebori y Raquel Witis, víctima de la violencia policial. Entre el público acompañaban varios legisladores y legisladoras de diversas fuerzas políticas nacionales como Diana Conti, Jorge Rivas y Carlos Raimundi y de la Ciudad como Pablo Ferreyra y José Cruz Campagnoli. También estuvieron presentes representantes de organismos de derechos humanos como Lita Boitano y Jorge Morresi de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, representantes de la Defensoría General de la Nación y el titular de la Procuraduría contra la violencia institucional (Procuvin), Abel Córdoba.